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Bienaventurados los que hallan la sabiduría

  • 28 feb
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/gJKm-llqTko


Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y el que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. (Proverbios 3:13–14)


Cuando el Señor Jesús, en el sermón del monte, nos habló de las bienaventuranzas, dejó en claro que la verdadera felicidad no se encuentra en lo que el mundo considera valioso. Y este pasaje de Proverbios refuerza esta enseñanza al mostrarnos que la sabiduría es el mayor tesoro que podemos poseer. ¿Por qué? Porque la sabiduría que viene de Dios nos lleva a vivir conforme a su voluntad y a experimentar la plenitud de la vida en Él.


El mundo nos dice que la felicidad se encuentra en la riqueza, en el éxito, en los placeres pasajeros. Pero Dios nos enseña que bienaventurados son los que hallan la sabiduría. Esta sabiduría no es meramente conocimiento, sino la capacidad de aplicar la verdad de Dios en cada aspecto de nuestras vidas. Es vivir con discernimiento, con temor del Señor, con un corazón alineado a su propósito.


Proverbios nos dice que la sabiduría es más valiosa que el oro y la plata. Es el único bien que no pierde su valor con el tiempo ni puede ser arrebatado. Y a su vez, nos promete vida, paz y caminos deleitosos. Aquel que la posee no solo disfruta de bendiciones en esta tierra, sino que también echa mano del “árbol de vida” (verso 18), una clara referencia a la vida eterna en Cristo.


La Palabra de Dios nos dice que el Señor Jesús mismo es la sabiduría de Dios hecha carne (1 Corintios 1:24). ¿Por qué? Porque en Él encontramos la plenitud de la vida, la verdadera paz y el mayor deleite. 


Pregunto, ¿en dónde estamos buscando la felicidad? ¿Será quizás en las cosas temporales o en la sabiduría eterna de Dios? Procuremos buscar la sabiduría de Dios, atesorándola sobre todo lo que esta vida nos ofrece, tal como se nos insta en Proverbios 4:7.

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