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Acerca de la venida del Señor



Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. (2 Pedro 3.10 RVR60)


No sé si a ustedes les pasa, hermanos, que con cada día que pasa, más deseo el día del Señor. A decir verdad, cada hijo de Dios debería anhelar su venida, especialmente en estos tiempos de tanta maldad en el mundo y frialdad entre los creyentes. ¿Está usted deseándolo? Creo que muchos nos vemos reflejados en Lot:


Sin embargo, Dios también rescató a Lot y lo sacó de Sodoma, porque Lot era un hombre recto que estaba harto de la vergonzosa inmoralidad de la gente perversa que lo rodeaba. Así es, Lot era un hombre recto atormentado en su alma por la perversión que veía y oía a diario. (2 Pedro 2.7–8 NTV)


De la misma manera deberíamos sentirnos los creyentes. Es que si el mundo no nos es un lugar gravoso, algo pasa en nosotros, porque no podemos amar al mundo (1 Juan 2.15-17) ni podemos buscar su amistad:


¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4.4 LBLA)


Por ejemplo, la aprobación de la ley de aborto en Argentina fue un duro golpe para muchos cristianos. Algunos hermanos me dijeron que hasta les produjo asco la situación, mientras que otros quedaron profundamente conmovidos y tristes por varios días, no solo por las vidas de los inocentes asesinados, sino por la manera en cómo celebraban las miles de mujeres en Buenos Aires. En lo personal, agrego una combinación de repulsión y tristeza por aquellos que llamándose a sí mismos cristianos, están a favor de este tipo de prácticas asesinas.


Sí, debido a la maldad que vemos crecer cada día deseamos la venida del Señor, pero ¿estamos preparados?


Estad siempre preparados y mantened las lámparas encendidas, y sed semejantes a hombres que esperan a su señor que regresa de las bodas, para abrirle tan pronto como llegue y llame. Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando; en verdad os digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá. Y ya sea que venga en la segunda vigilia, o aun en la tercera, y los halla así, dichosos son aquellos siervos. Podéis estar seguros de que si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, no hubiera permitido que entrara en su casa. Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis. (Lucas 12.35–40 LBLA)


Y algo muy importante, el Señor nos dejó una advertencia con respecto a su venida en este mismo capítulo de Lucas:


Pero si aquel siervo (original griego: esclavo) dice en su corazón: “Mi señor tardará en venir”; y empieza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer, a beber y a embriagarse; el señor de aquel siervo llegará un día, cuando él no lo espera y a una hora que no sabe, y lo azotará severamente, y le asignará un lugar con los incrédulos. Y aquel siervo (original griego: esclavo) que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. (Lucas 12.45–47 LBLA)


Tengamos cuidado, hermanos y estemos preparados para la venida de nuestro Señor.


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