
Versión en video: https://youtu.be/WwJvt6Joqvg
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. (1 Corintios 1:10)
Las divisiones dentro de la iglesia no son un fenómeno nuevo. Desde los tiempos de los apóstoles, los creyentes han enfrentado desacuerdos y conflictos que han amenazado la unidad del cuerpo de Cristo. Por ejemplo, en la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo tuvo que exhortar a los hermanos a abandonar sus facciones y enfocarse en lo que verdaderamente los unía: el Señor Jesús.
A lo largo de los siglos, las iglesias han sufrido divisiones por doctrinas, liderazgo, tradiciones e incluso preferencias personales. Sin embargo, la Escritura nos recuerda que el propósito del evangelio no es fragmentarnos, sino edificarnos juntos como un solo cuerpo en el Señor Jesucristo.
Las divisiones suelen surgir cuando se priorizan los intereses personales sobre el propósito de Dios. Asimismo, la falta de humildad y amor abren puertas para el orgullo, la crítica y la contienda. No obstante, el Señor oró por la unidad de su pueblo, diciendo: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:21).
La unidad en la iglesia no significa que todos pensemos exactamente igual en todo, pero sí implica que compartamos un mismo fundamento: la fe en Cristo, la misión de proclamar su evangelio, y el amor fraternal como hermanos.
Ahora, cuando enfrentamos divisiones, debemos recordar que la solución no está en ganar discusiones, sino en humillarnos ante Dios, buscar la reconciliación y esforzarnos por mantener la paz. Así que, si hay conflictos en nuestra iglesia local, que nuestra actitud sea la de pacificadores, buscando siempre restaurar en lugar de dividir. Porque recordemos que el testimonio del evangelio es más poderoso cuando el pueblo de Dios vive en armonía, reflejando el amor y la verdad del Señor Jesús.
Comments