El comprador regatea el precio diciendo: «Esto no vale nada», ¡y después se jacta por una buena compra! (Proverbios 20:14)
El cinismo es una actitud que cuestiona la sinceridad y la integridad de los demás, viendo el engaño o la maldad en todas partes. En nuestra sociedad, se ha vuelto común dudar de las intenciones de las personas y asumir que detrás de cada acto hay un interés egoísta. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña a vivir de una manera distinta, guiados por la verdad y la confianza en Él.
Proverbios 20:14 nos muestra un ejemplo de cinismo en los tratos comerciales. El comprador finge que el producto es malo para obtener un mejor precio, pero después, cuando está lejos del vendedor, se jacta de haber conseguido una buena oferta. Este comportamiento refleja una actitud engañosa y manipuladora, pero también revela algo más profundo: una falta de confianza en la honestidad y la justicia de Dios.
El cinismo nos roba la paz y distorsiona nuestras relaciones. Cuando vivimos desconfiando de los demás, buscamos constantemente protegernos, engañar o aprovechar las debilidades de otros. Esto va en contra de lo que Cristo nos enseña: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mateo 22:39).
Dios nos llama a vivir de manera transparente y a confiar en su justicia, no en nuestra astucia. Como seguidores de Cristo, debemos evitar el cinismo y, en su lugar, buscar la verdad y la integridad en todas nuestras acciones. Si creemos que Dios es nuestro proveedor y que su justicia prevalecerá, no necesitamos manipular o desconfiar constantemente. Podemos vivir con confianza en Él y actuar con honestidad y amor.
Si hemos caído en el cinismo, desconfiando de los demás o actuando de manera egoísta, pidamos ayuda a Dios para vivir una vida con integridad, siendo guiados en sus caminos de verdad y amor, para que todo lo que hagamos sea un reflejo del amor de nuestro Salvador.
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