Versión en video: https://youtu.be/_r9FTqmqKYY
El necio al punto da a conocer su ira, pero el prudente pasa por alto la ofensa. (Proverbios 12:16)
¿Cuántas veces nos hemos encontrado atrapados en un momento de enojo, reaccionando impulsivamente ante una palabra hiriente o una situación injusta? La Palabra de Dios nos recuerda en este versículo que la manera en que respondemos a la ofensa revela nuestro carácter espiritual. Mientras que el necio da rienda suelta a su enojo de inmediato, el prudente elige el camino más difícil: pasar por alto la ofensa.
El enojo es una emoción natural, pero también es un terreno peligroso. Cuando somos rápidos para enojarnos, perdemos la oportunidad de glorificar a Dios con nuestras acciones y palabras. Al dejarnos llevar por el enojo, nuestras palabras pueden causar heridas profundas, romper relaciones, y alejarnos del propósito de reflejar el carácter de Cristo, pues podemos llegar a decirse de nosotros como dijo Salmón: “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada” (Proverbios 12:18).
El Señor Jesús, nuestro modelo perfecto, nos enseñó con su ejemplo cómo responder a las provocaciones y las ofensas. Él soportó insultos, humillaciones y sufrimientos sin caer en la ira. En lugar de devolver mal por mal, Él respondió con amor, mansedumbre y paciencia, confiando en la justicia de Dios.
Ser lentos para el enojo requiere mansedumbre, humildad, paciencia, pero sobre todo dependencia en el Espíritu Santo. Cuando entregamos nuestras emociones al Señor, pues Él nos capacita para responder con sabiduría y gracia. Pasar por alto una ofensa no significa ignorarla o justificar el mal, sino elegir no dejarnos gobernar por nuestras emociones, confiando en que Dios es quien vindica y hace justicia.
Entonces, ¿somos sabios o, más bien, somos necios? ¿Cuál es nuestra reacción habitual cuando nos ofenden?
Comments