Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 5:1)
Esa noche, siete jóvenes estaban felices porque salían a bailar. No pensaron que para cinco de ellos sería la última vez, después de un accidente fatal. En el año 2015, ciento cincuenta pasajeros de un avión iban rumbo a Alemania. ¿Qué pensaron cuando se dieron cuenta de la caída del aparato que los precipitó en la eternidad? Hoy muchas personas partirán de esta tierra. A veces la muerte llega bruscamente, sin advertencias.
Con respecto a esto, la Biblia nos enseña: «No sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente, es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece» (Santiago 4:14). La vida es efímera y se pasa más rápido de lo que nos gustaría. Job dijo: «Mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenecieron sin esperanza» (Job 7:6). La pregunta es: ¿Estamos preparados para el más allá?
Los cristianos tenemos una esperanza firme de que aunque muramos, iremos a presencia de Dios, no por nuestros méritos, sino por los de Cristo. Porque esta certeza está fundada sobre la obra de amor de Jesucristo hizo en la cruz, quien murió para darnos la vida eterna al perdonar todos nuestros pecados. Como ya dije, esta esperanza es más bien una certeza. Sin embargo, ¿podría usted decir lo mismo? ¿Tiene esta mista seguridad?
Querido amigo, si este tema aún no lo ha inquietado, sepa que Dios se preocupa por usted y desea que se vuelva a Él. Él tiene proyectos para usted, no solo para su vida en la tierra, sino para la eternidad. El problema es que si usted persiste en rechazar a Dios y lo que le ofrece, lo que le espera es pasar una eternidad en un horrendo lugar de tormentos, como consecuencia de su pecado contra Dios.
¿Quiere librarse de tal destino? «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10:9).
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