En la soledad, Dios es nuestra compañía
- 7 ago 2024
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Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. (Salmo 46:1)
La soledad es una experiencia común en la vida humana. A menudo, nos encontramos en momentos de aislamiento, sintiendo que nadie nos comprende o que estamos completamente solos. Sin embargo, en estos momentos, es vital recordar que Dios siempre está con nosotros y que su presencia es la respuesta a nuestra soledad.
El primer recordatorio de la presencia de Dios se encuentra en el Salmo 139:7–10: «¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra». Este pasaje nos asegura que no hay lugar en el universo donde estemos lejos de la presencia de Dios. En cada rincón de nuestra soledad, Él está allí, guiándonos y sosteniéndonos con su mano.
Puede que pasemos por períodos en los que no tenemos amigos o personas cercanas. No obstante, en Juan 15:15, el Señor Jesús nos recuerda el privilegio de ser sus amigos: «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer». Nuestro Señor Jesús nos ofrece una relación de amistad, algo que trasciende cualquier sentimiento de soledad que podamos sentir, pues su deseo es estar con nosotros y compartir nuestras cargas, es un aliciente y una compañía constante.
Quizás, la promesa que más alivia nuestros corazones solitarios, la hallamos en Isaías 41:10, que dice: «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia». Dios nos invita a no temer, recordándonos que su presencia no solo nos acompaña, sino que también nos fortalece y nos sustenta en nuestros momentos más difíciles.
Mis hermanos, la soledad puede ser desafiante, pero nunca olvidemos que Dios es nuestra solución. En Él encontramos compañía, amistad, fortaleza y refugio. Nos llama a acercarnos a Él con confianza, sabiendo que nunca estaremos realmente solos. Que hoy podamos abrir nuestros corazones a su presencia y dejar que su amor llene cada rincón de nuestra vida.
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