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¿Es Dios amargado?



Él volverá a llenar tu boca de risas y tus labios con gritos de alegría. (Job 8.21 NTV)

Existen hermanos que piensan que los creyentes no debemos ser alegres o reírnos mucho, menos reírnos fuerte, casi que toman esto como una especie de pecado. Ellos creen que los creyentes tenemos que ser serios o andar serios la mayor parte del tiempo.


Claro, tampoco es que no vamos a estar riendo todo el día, porque bien dicen las escrituras: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar. (Eclesiastés 3.1 y 4)


No obstante, como seres humanos, Dios nos creó con la capacidad de reírnos ¿y qué dice su Palabra en Génesis 1.26?


Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. (Génesis 1.26)

Si Dios nos hubiese querido serios no habría puesto la risa entre nuestro repertorio de emociones. Aunque quizás usted cree que Dios no se ríe, porque cómo va a hacer algo así; sin embargo, bien nos dicen las escrituras:


El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día. (Salmos 37.13)

Mis hermanos, Dios no es un Dios amargado o que está perpetuamente enojado, por el hecho de nuestro pecado. Sí, él está airado contra el impío todos los días (Salmos 7.11), pero no por eso debemos pensar en que Dios está amargado; ¿acaso el salmista podría decir esto de un Dios amargado?


Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre. (Salmos 16.11 NTV)

El Cielo es un lugar de gozo, no de amargura; la amargura está entre los condenados y en el diablo con sus huestes. Si leemos la parábola de los talentos, vemos que el Señor Jesús comienza diciendo: “el reino de los cielos es como” y cuando premia al siervo que fue fiel le dijo:


Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25.23)

Por tanto, podemos ver que el cielo de Dios es un lugar de completo gozo y alegría, bien se nos dice su Palabra:


Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. (Apocalipsis 19.7)

Así que, hermanos, cambiemos esa manera de pensar si es que creemos que nuestro Dios es serio, amargado o que se molesta de la risa de los suyos. Aprendamos a vivir alegres y gozosos en este mundo e imitemos a nuestro Señor quien afrontó la cruz por el gozo que había delante él (Hebreos 12.2).


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