He aquí ahora el día de salvación. (2 Corintios 6:2)
En un pequeño pueblo la gente se había acostumbrado tanto a oír día y noche el sonido del martillo de la herrería, que esto ya no molestaba a nadie, hasta que, una noche, una falla hizo cesar el ruido, y los habitantes se despertaron muy turbados por ese inusitado silencio.
Antiguamente, Dios hablaba a su pueblo por medio de los profetas. Y de una manera aún más bella y poderosa, Dios habló a la humanidad por medio de su Hijo, el Señor Jesús, cuando este vino a la tierra. Ahora, desde hace aproximadamente 2000 años, los hombres han podido escuchar a los mensajeros de Dios, esto es, los cristianos, quienes de parte de Dios les dicen a todas personas sin Cristo: «Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados» (Hechos 3:19). Aun hoy, Dios habla a los hombres a través de la Biblia, la Palabra de Dios, la cual es ampliamente difundida en el mundo, ya sea por escrito o a través de los medios de comunicación. Pero cuidado, llegará el día en que Dios se callará y no dirigirá más su mensaje de amor hacia los hombres, sino que derramará su ira contra los pecadores que no creyeron a su anuncio.
Queridos amigos, familiares, compañeros de trabajo o estudio, y amados hijos de familias cristianas, ustedes también pueden estar tan acostumbrados a oír el mensaje de la salvación de Dios, que su conciencia está como dormida, pues no ha sido tocada. Si no reaccionan antes de que Dios deje de hablar, ¡será demasiado tarde! Porque bien dice su Palabra: «En una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende» (Job 33:14). No esperen más tiempo para escuchar lo que Dios quiere decirles, porque como dice el versículo del encabezado: «He aquí ahora el día de salvación».
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