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Esfuérzate en el Señor



No temáis, mas esfuércense vuestras manos. (Zacarías 8:13)


En nuestra vida cristiana, Dios nos llama a vivir con determinación y valentía. Aunque en ocasiones enfrentemos pruebas o dificultades, el mandamiento divino de esforzarnos no es un simple reto humano, sino un recordatorio de la fuerza y apoyo que tenemos en Él.


En Deuteronomio 31:6, Dios nos anima, diciendo: «Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará». Aquí, Dios nos asegura su presencia constante. No enfrentamos las batallas solos, sino que Él está con nosotros, guiándonos, sosteniéndonos y librándonos de temores. Es esta seguridad la que nos da la confianza para esforzarnos.


En Josué 1:7, Dios dice: «Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas». El esfuerzo y la valentía no son solo para nuestro beneficio, sino para cumplir la misión que Él ha puesto en nuestras manos. Como hijos de Dios, tenemos un propósito en su reino, y cumplirlo requiere entrega y valentía. Al esforzarnos, cumplimos con su voluntad y colaboramos en su obra.


En 1 Corintios 16:13, se nos exhorta, diciendo: «Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos». La fe es la base de nuestro esfuerzo. Es la convicción de que Dios cumplirá su promesa. Ser fuertes no significa no tener dudas o temores, sino pararnos firmes en la fe, confiando en su fidelidad. Estar vigilantes y firmes nos protege de las tentaciones y fortalece nuestra relación con Él.


Finalmente, en 2 Timoteo 2:1, se nos recuerda: «Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús». Nuestro esfuerzo no depende solo de nuestras capacidades. Cristo es nuestra fuente de fortaleza y gracia. Nos esforzamos, no en nuestras fuerzas, sino en su gracia, que nos capacita y sostiene. Nos recuerda que, aunque nos falten fuerzas, su gracia es suficiente para llevarnos adelante.


Dios nos llama a ser fuertes y valientes, a no depender de nuestras propias habilidades, sino a encontrar nuestra fuerza en su fidelidad y gracia. Que este día busquemos cumplir su mandato de esforzarnos, sabiendo que Él está con nosotros, guiándonos y dándonos la capacidad para vencer cada obstáculo.

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