Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)
En su Palabra, Dios nos desafía en este versículo a enfocar nuestros pensamientos en lo que le agrada a Él. En una época donde los medios y las influencias externas constantemente inundan nuestra mente con cosas negativas, inmorales o triviales, nuestro Dios nos recuerda la importancia de filtrar lo que dejamos entrar en nuestra mente. Esto es, porque lo que pensamos afecta profundamente cómo vivimos, cómo nos relacionamos con otros y, sobre todo, cómo nos acercamos a Él.
Para nadie es un secreto que vivimos en una sociedad que promueve muchas mentiras y distorsiones de la verdad. Pero nosotros, como cristianos, estamos llamados a centrarnos en la verdad que proviene de la Palabra de Dios. La Biblia es nuestra fuente principal de verdad, y meditar en ella nos protege del engaño. Y nuestro llamado no solo es a evitar lo corrupto, sino a buscar lo que es íntegro y recto. Esto, además, incluye la forma en que tratamos a los demás y cómo vivimos nuestra vida diaria, buscando siempre lo correcto a los ojos de Dios.
Por tanto, la pureza de pensamiento se refiere a evitar todo lo que pueda manchar nuestra mente y espíritu. Las cosas amables nos animan a enfocarnos en lo que trae paz y unidad, tanto en nuestras relaciones como en nuestra comunión con Dios. Por eso es importante reflexionar sobre aquello que tiene una buena reputación y que es digno de ser exaltado. Esto no solo implica lo que es moralmente correcto, sino aquello que glorifica a Dios. Además, cuando llenamos nuestra mente con estas cosas, no hay espacio para los pensamientos de temor, duda, o pecado. De hecho, al adoptar esta mentalidad, permitimos que el Espíritu Santo nos transforme día a día, conformándonos más a la imagen de Cristo.
Entonces, mis hermanos, ¿estamos permitiendo que lo que no agrada a Dios domine nuestras mentes? Pidamos al Señor que nos ayude a enfocar nuestra mente en lo que es verdadero, justo, puro y digno de alabanza, para que así podamos caminar más cerca de Él y reflejar su carácter en nuestra vida diaria.
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