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La importancia de asistir presencialmente a la iglesia



No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:25)


En la era digital, muchas iglesias han adoptado la transmisión en línea de sus servicios, lo cual es una bendición para aquellos que, por diversas razones, no pueden asistir físicamente a una congregación. Sin embargo, esto no debe reemplazar la importancia de la reunión presencial de los creyentes. La Escritura nos exhorta claramente a no dejar de congregarnos. Revisemos algunos pasajes: 


En Hechos 2:42, se nos muestra el ejemplo de la iglesia primitiva: «Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones». Aquí vemos cómo los primeros cristianos se reunían regularmente para aprender juntos, compartir la vida y fortalecerse mutuamente. Por tanto, la comunión física es un elemento vital de la vida cristiana que difícilmente se puede replicar a través de una pantalla.


Mientras que en Mateo 18:20, se nos recuerda la presencia especial de Cristo cuando los creyentes se reúnen: «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Es cierto que Dios está en todas partes, no obstante, hay una bendición especial en la reunión de la iglesia que solo se manifiesta en la comunión presencial.


Colosenses 3:16, enfatiza la importancia de la enseñanza y la adoración comunitaria: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales». La adoración y la enseñanza como iglesia nos permiten crecer juntos en la fe y apoyarnos mutuamente en nuestro caminar con Cristo.


Finalmente, en Efesios 4:11–12, se nos habla del propósito de los dones espirituales, dice: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo». Los dones que Dios ha dado a cada creyente son para ser usados en la edificación de toda la iglesia, no de manera personal, esto se lleva a cabo mejor en el contexto de una iglesia reunida físicamente.


Mis hermanos, si bien la tecnología puede ser un medio útil para quienes no pueden asistir físicamente, no debe convertirse en un sustituto permanente de la comunión presencial. Dios nos llama a estar juntos, a fortalecernos mutuamente y a ser un cuerpo unido en su nombre. Además, la reunión de los santos es un testimonio vivo de la fe y un medio esencial para crecer espiritualmente. 

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