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La seriedad de la obediencia

  • hace 13 minutos
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/QQzE9VIHZW8


¿Se complace el Señor tanto en holocaustos y sacrificios como en que se obedezca a la voz del Señor? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grasa de los carneros. Porque la rebelión es como pecado de adivinación, y la desobediencia, como iniquidad e idolatría. (1 Samuel 15:22– 23 NBLA)


En este pasaje, el profeta Samuel confronta a Saúl por su desobediencia. Saúl había recibido instrucciones claras de parte de Dios, pero decidió actuar según su propio criterio, creyendo que podía compensar su desobediencia con sacrificios. Sin embargo, Dios no busca rituales vacíos, sino corazones rendidos que escuchen y obedezcan.


La desobediencia no es simplemente un error trivial, Dios la compara con la adivinación y la idolatría: prácticas abominables ante sus ojos. Y esto es lo serio, que cada vez que elegimos, conscientemente, no obedecer a la voz de Dios, no solo estamos colocando nuestra voluntad por encima de la suya, sino que estamos cayendo en la idolatría, puesto que nos erigimos a la manera de ídolos en nuestro propio corazón. Además, a sus ojos, estamos practicando la adivinación, dejando su guía para seguir otras voces, que este caso es la nuestra. De ahí que diga en Santiago 4:17 que: “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.


Las consecuencias de esta obstinación son serias. Primero, se rompe nuestra comunión con Dios. La desobediencia levanta un muro entre nosotros y Él, afectando nuestra sensibilidad espiritual. Segundo, perdemos bendiciones y oportunidades. Tal como Saúl, podemos ser desechados de tareas o propósitos que Dios había preparado para nosotros. Y finalmente, nuestro carácter se deforma, ya que, cuando ignoramos repetidamente la voz de Dios, nuestro corazón se endurece y nos volvemos menos receptivos a su corrección.


Mis hermanos, reflexionemos: ¿Existen áreas en las que hemos escuchado la voz de Dios, pero hemos decidido ignorarla? Recordemos que obedecerle no es una opción secundaria para el creyente, sino que es el fundamento mismo de una vida que le honra.

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