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La verdad sobre el pecado y el pecador según la Palabra de Dios



Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. (Romanos 2:5–6)


«Dios odia el pecado, pero ama al pecador» es una frase popular que, aunque suena reconfortante y llena de gracia, debemos evaluar su validez a la luz de las Escrituras. En Salmos 5:5 encontramos una declaración clara y directa: «Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad». Aquí vemos que Dios no solo aborrece el pecado, sino que también aborrece a aquellos que persisten en hacerlo. Este texto desmantela la noción de que Dios pueda amar incondicionalmente al pecador mientras ignora su pecado.


Lo mismo lo hallamos en Salmos 7:11, donde dice: «Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días». Esto nos deja en claro que la justicia de Dios implica que su ira no solo está dirigida contra el pecado como un concepto abstracto, sino contra las personas que deliberadamente eligen caminar en maldad.


Asimismo, en Salmos 11:5 leemos: «Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece». Aquí vemos que el rechazo de Dios hacia el pecador no es pasivo, sino que su alma aborrece activamente a aquellos que abrazan la violencia y la maldad. Este aborrecimiento no es caprichoso, sino la respuesta justa de un Dios santo y perfecto frente al pecado.


Además, en los versículos del encabezado, vemos que aquellos que no se arrepienten no están simplemente bajo el aborrecimiento de Dios, sino que están acumulando su ira para el día del juicio. Esto nos deja en claro que el pecado y el pecador son inseparables.


Y aunque estas verdades son difíciles para algunos, no debemos olvidar el Evangelio. Dios no solo odia el pecado y al pecador, sino que, en su infinita gracia y misericordia, proveyó un camino para reconciliar a los pecadores con Él. Romanos 5:8 nos recuerda: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». 


Por tanto, esta frase no se alinea con las Escrituras, puesto que Dios odia tanto el pecado como al pecador que persiste en la maldad. Sin embargo, en su misericordia, Dios ama a los pecadores lo suficiente como para ofrecerles salvación a través de Jesucristo. Si estás leyendo esto y no has entregado tu vida a Cristo, hoy es el día para arrepentirte y experimentar su amor redentor. Si ya eres salvo, este devocional es un recordatorio para agradecer la gracia de Dios y proclamar su verdad sin distorsiones.

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