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La vida sin Dios




Nada en absoluto tiene sentido. Todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre con todo el trabajo que realiza bajo el sol? Generación va y generación viene; pero la tierra siempre permanece. Sale el sol y se pone el sol, y apresura a volver al lugar de donde se levanta. Todo lo que se dice ya se dijo, no es posible decir algo nuevo. Nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué sucedió antes? Lo mismo que sucederá después. ¿Qué se hizo antes? Lo mismo que se hará después. No hay nada nuevo bajo el sol. Algunos dicen que tal cosa es nueva, pero en realidad, siempre ha estado allí. Estaba allí antes que existiéramos. (Eclesiastés 1:2-10)


Si leemos completamente este libro (Eclesiastés), nos daremos cuenta de que la vida aburrió a Salomón. Él se preocupó de hacer todo lo que se le vino a la cabeza y estuvo en su mano a hacer, no se negó ningún placer. Sin embargo, y a pesar de que lo tenía todo, aun así, se hastió de todo, porque se olvidó de Dios. Se nos relata en 1 Reyes 3:5 que Dios se le apareció en un sueño a Salomón y le dijo que pidiera lo que quisiera, que Él se lo iba a dar. No pidió riquezas o cosas materiales, sino que pidió que se le diera sabiduría para saber gobernar al pueblo de Israel, y Dios le dijo: 


Al Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría. Así que le respondió: Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá. (1 Reyes 3:10–12 NTV)


Puesto que tuvo trescientas esposas y setecientas concubinas, en su vejez, le volvió la espalda a Dios. Nos dicen las Escrituras que las mujeres que tuvo le hicieron desviar su corazón tras dioses falsos (1 Reyes 11:4). Y a pesar de haber sido tan sabio y su reinado fue muy próspero, la fama, el dinero en abundancia y las mujeres lo llevaron a la ruina moral. Esto nos deja muy en claro que la falta de Dios en la vida del ser humano lo hace estar vacío, sin importar lo que haga, jamás se sacia de todo los excesos, ni nunca está tranquilo, lo único que hace es irse llenando de pecado. Al igual que el rey Salomón, que vivió no tomando a Dios cuenta, y habló del hastío de la vida, del mismo modo pasa con quien no busca a Dios. Por eso dicen las Escrituras:


Buscad a Jehová, mientras puede ser hallado, llamadle, en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de Él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.  (Isaías 55:6-7)

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