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Más bienaventurado es dar que recibir



Versión en video: https://youtu.be/3qOSQ6NDuTk


En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:35)


El mundo en el que vivimos valora la acumulación de bienes. Se nos enseña que la felicidad está en obtener más: más dinero, más posesiones, más reconocimiento, etc. Sin embargo, el Señor Jesús nos da una enseñanza completamente opuesta: la verdadera bendición no está en recibir, sino en dar.


Cuando el Señor Jesús pronunció estas palabras, no hablaba de una simple acción externa, sino de un estado profundo del corazón. Dar no solo se refiere a lo material, sino también a nuestro tiempo, nuestra atención, nuestra misericordia y nuestro amor. Cada vez que damos con generosidad y amor, nos alineamos con el carácter de Dios, quien es el mayor dador de todos, pues Él dio a su Hijo por nuestra salvación.


Pablo cita estas palabras del Señor Jesús en su despedida a los ancianos de Éfeso, animándolos a recordar que la vida cristiana es una vida de servicio. No se trata de lo que podemos obtener, sino de cómo podemos reflejar el amor de Dios a los demás.


Esta bienaventuranza nos invita a vivir en un nivel de gozo que el mundo no comprende. Quien vive para recibir siempre tendrá un vacío insaciable; pero quien aprende a dar con generosidad descubre una plenitud que solo Dios puede otorgar. Cuando damos, experimentamos la alegría de ver a otros bendecidos, pero también sentimos la satisfacción de ser instrumentos en las manos del Señor Jesús.


Que esta verdad transforme nuestra manera de vivir. Que no busquemos acumular para nosotros, sino invertir en el Reino de Dios, confiando en que cada acto de amor y generosidad será recompensado con la mayor bendición: la bienaventuranza de dar.


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