No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. (Romanos 13:8)
Pablo, nos habla acerca de una deuda, la cual es una deuda de amor. El Señor descendió desde el cielo, dejando todas sus glorias, para caminar entre nosotros y dar su vida en la cruz, para que nosotros no tuviéramos que ir a la condenación eterna debido a nuestros pecados. Al aceptar su obra redentora, nos hicimos deudores de su amor infinito. Ahora, una forma de «pagarle», es obedeciendo sus mandatos, como por ejemplo, el de amar a nuestro prójimo, porque allí se cumple la ley:
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. (Romanos 13:9–10)
Sin embargo, cuán difícil es amar a nuestros enemigos, a los que nos hacen mal y nos causan daño (Mateo 5:44). No obstante, el Señor nos dejó el ejemplo de esto, de cómo rogaba desde la cruz por sus captores, o como llama amigo a Judas cuando este viene con la turba a capturarlo en Getsemaní. Repito, amar como Cristo no nos es tarea fácil, porque como seres humanos solo amamos a los que nos aman y nos hacen el bien, pero el Señor nos dice:
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? (Mateo 5:46–47)
La primera demostración del amor de Dios, el cual debe ser la característica de todo creyente (Juan 13:35), es la predicación del evangelio, ya que es a través de este, que podemos hacerle el mayor bien a nuestro prójimo, y mostrarle el amor que se nos demanda, incluso a aquellos que nos hacen mal.
Entonces, mis hermanos, ¿qué haremos para saldar nuestra deuda de amor con el Señor? ¿Seguiremos callados sin presentarles a Cristo? ¿U obedeceremos el mandamiento de nuestro Señor de ir y predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15)?
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