El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano. (Proverbios 18:24)
Todos necesitamos al menos uno o dos amigos cercanos. Pero ¿qué es un amigo? Un niño definió a un amigo como «alguien que sabe todo de ti y de todas formas te quiere». El filósofo y abolicionista americano, Ralph Waldo Emerson, dijo: «Un amigo bien puede considerarse la obra maestra de la naturaleza». Mientras que el pastor escocés, Henry Durbanville, hizo la siguiente observación: «Un amigo es la primera persona que llega cuando todo el mundo se va».
Su Palabra nos dice en Proverbios 17:17, «En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia». No podemos mejorar esa definición. Tener a alguien que permanezca fiel a nosotros bajo todas las circunstancias es una de las mayores bendiciones de esta vida. Cuando las cargas de la vida nos pesan mucho, necesitamos urgentemente el apoyo y el aliento que solo un amigo íntimo puede ofrecer. Nuestro Señor Jesús, claro, es el amigo máximo, porque Él puso su vida por sus amigos y nos dijo que no había mayor amor que este (Juan 15:13).
En el versículo del encabezado, se nos dice algo importante, ya que en la definición de Dios acerca de los amigos, somos llevados más allá de lo que el mundo entiende por amigo. Dice: «El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo», en otras palabras, la amistad debe empezar por nosotros. Este principio nos lo enseñó el Señor en los evangelios, cuando dijo: «Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos» (Lucas 6:31). Por tanto, como amigos, debemos comenzar tomando la iniciativa de cultivar relaciones con los demás. Seamos con nuestros amigos como deseamos que sean con nosotros. Así que, cuando se trata de amigos, si quieres uno debes ser uno y actuar como tal.
Hermano(a), en caso de que no tenga amigos cristianos, pídale a Dios que le dé, pues bien dijo el Señor: «Pedid y se os dará» (Mateo 7:7), ¿por qué? «Porque todo aquel que pide, recibe» (Mateo 7:8).
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