Enlace versión en video: https://youtu.be/FQn7CG9FV84
Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. (Nahúm 1:2)
El libro de Nahúm comienza con un mensaje severo de juicio hacia Nínive, una ciudad que había caído en corrupción y pecado. Y en esos primeros versículos, en Nahúm se nos muestra un Dios que es celoso y vengador (v. 2). También dice que su poder es tan grande que los montes tiemblan y los ríos se secan ante su presencia (v. 5). Esto podría parecer alarmante al principio, pero al mismo tiempo es reconfortante, puesto que nos asegura que Dios no ignora el pecado ni la injusticia. Él es santo, justo y perfecto, y no permite que el mal prospere para siempre.
En un mundo donde la corrupción y la maldad parecen reinar, es un consuelo saber que Dios tiene el control absoluto. Él traerá justicia en su tiempo. Y en medio de esta descripción del poder de Dios como juez justo, encontramos una esperanza en el versículo 7: «Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían». Aquí se nos recuerda que Dios no solo es justo, sino también bueno. Y para aquellos que confían en Él, es un refugio en tiempos de angustia.
Entonces, podemos vemos el equilibrio perfecto del carácter de Dios: Su justicia nunca está separada de su bondad y su misericordia. Pero llevándolo a un plano más personal, por ejemplo, si nos encontramos enfrentando dificultades o atravesando tiempos de incertidumbre, recordemos que Dios no solo es poderoso para protegernos, sino también cercano para sostenernos, ya que dice que Él «conoce a los que en Él confían». Esta no es una relación superficial; es un conocimiento íntimo y personal. Él sabe quiénes somos, entiende nuestras luchas y está con nosotros en cada paso.
Entonces, en un mundo lleno de injusticia, en el libro del profeta Nahúm se nos recuerda que Dios es un juez justo, poderoso, y que todo está bajo su poder. Pero para nosotros, los que somos sus hijos, esto es una buena noticia, a que es un refugio seguro. Así que, si confiamos en Él, podemos descansar en esa bondad, incluso en los días más oscuros, pues su promesa es clara.
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