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Resistiendo la tentación y perseverando en la prueba



Versión en video: https://youtu.be/yzYfwJh6PAk


Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Santiago 1:12)


Las pruebas y dificultades forman parte inevitable de la vida cristiana. Muchas veces nos preguntamos por qué debemos atravesar tiempos de sufrimiento, oposición o lucha interna contra la tentación. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña que hay un propósito divino en cada desafío.


El enemigo busca usar la tentación y la aflicción para hacernos caer, desanimarnos o alejarnos del Señor Jesús, pero Dios usa esas mismas circunstancias para madurarnos espiritualmente, purificar nuestra fe y enseñarnos a depender más de Él. Cada vez que resistimos en obediencia, nuestro carácter es moldeado conforme a la imagen del Señor Jesús.


Asimismo, el apóstol Santiago nos recuerda que aquel que persevera en la prueba es bienaventurado, es decir, dichoso y bendecido. Desde una perspectiva terrenal, el sufrimiento rara vez parece una bendición, pero en el plan de Dios, es una oportunidad para fortalecer nuestra fe y nuestra relación con Él.


La promesa que nos sostiene es la “corona de vida” que Dios ha preparado para los que le aman. Esta no es una corona terrenal de gloria pasajera, sino una recompensa eterna dada por nuestro Padre celestial a aquellos que han sido fieles hasta el final. No significa que la salvación se gane por esfuerzo, sino que la perseverancia es una evidencia del amor genuino por Dios.


Por eso, cuando enfrentemos pruebas, recordemos que no estamos solos. Del mismo modo, cuando somos tentados, nuestro Dios siempre nos da una salida para poder resistirla (1 Corintios 10:13). Además, el Señor Jesús mismo soportó la mayor aflicción por amor a nosotros y hoy está a nuestro lado para sostenernos. Sigamos adelante con fe, porque la recompensa que Dios ha prometido es segura y eterna.

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