Fuente La Buena Semilla
Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él (Dios) … Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia. (Romanos 3:20–24)
¿Qué es «la ley» en la Biblia? Esta palabra tiene varios sentidos. Con ella se designa comúnmente a los diez mandamientos dados por Moisés; pero a veces también a los cinco primeros libros de la Biblia, e incluso a todo el Antiguo Testamento. Sin embargo, más a menudo, nos remite a todos los mandamientos morales que Dios dio antes de la venida de Jesucristo, incluidos los diez mandamientos. Esta ley está destinada a todos los hombres, pues muestra los criterios según los cuales Dios aprecia sus actos. Pero estos criterios son tan exigentes que nadie puede cumplirlos. Así, la ley muestra a los hombres que ellos no pueden ser justos ante Dios por sus propios méritos. Nadie escapa a esta constatación. En particular, ¿quién se atrevería a afirmar que siempre ha obedecido el mandamiento: «No codiciarás»? (Éxodo 20:17).
¿Qué es «la fe» en la Biblia? Es poner nuestra confianza en Dios para ser perdonados y justificados ante Él. En lugar de tratar, sin éxito, de establecer nuestra propia justicia, pretendiendo obedecer la ley, podemos recibir la justicia que Dios nos da sobre la base del sacrificio de Cristo, quien murió en nuestro lugar. Entonces somos liberados de la esclavitud del pecado y de la maldición de la ley pronunciada sobre nosotros.
La ley es santa, justa y buena (Romanos 7:12), pero no puede librarnos de nuestra culpabilidad. Al contrario, la pone en evidencia. No obstante, «el fin de la ley es Cristo» (Romanos 10:4), para que la justicia sea recibida por todos los que creen.
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