Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. (Marcos 10:21–22)
El hombre que fue a ver a Jesús tenía todo para ser feliz: posición social, cultura religiosa, bienes materiales. Además, llevaba una vida ejemplar: respetaba la ley de Dios desde su juventud y buscaba con sinceridad la vida eterna. La Biblia especifica que el Señor Jesús le amó. Y ese amor ayudó al joven a descubrir un problema en su vida: «Una cosa te falta… Ven, sígueme». Esto también es cierto para nosotros: El Señor Jesús desea mostrarnos lo que nos impide seguirle, porque nos ama. Para ese joven, sus riquezas eran el obstáculo entre el Señor y él.
Las redes sociales, las películas, las diversas publicidades o clips envían el mismo mensaje: «Para ser feliz necesitas dinero». Y la mentalidad de hoy está muy marcada por esta consigna. Mientras que el Señor Jesús cambia nuestra concepción de felicidad, ya que nos enseña que desear los bienes materiales por sobre Dios, son una fuente de tristeza que nos impiden seguirle como Él desea. Esto es verdad para conocerle como Salvador y también en el transcurso de nuestra vida cristiana. Entonces: ¿Qué nos está obstaculizando para seguir al Señor? ¿Qué debemos abandonar en nuestras vidas que nos impide seguirle?
No se trata de ganar la vida eterna, como ese joven, sino de seguir al Señor Jesús por la fe. Lo que Dios desea es que cortemos los vínculos que nos atan al mundo y que nos impiden consagrarnos a nuestro Maestro. Quizás alguien piense que es muy costoso seguir a Cristo, ¡sin embargo, vale la pena! Porque, finalmente, ¿cuál sería el beneficio por afanarnos en lo material, si al morir no podemos sacar nada de este mundo?
En conclusión, ¿qué te falta para seguir al Señor Jesús?
Comentarios