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Usando sabiamente el tiempo



He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. (Salmos 39:5)


A la edad de 64 años, el novelista británico William Somerset Maugham, decidió que debía escribir una autobiografía, a pesar de que su salud todavía era buena. Lo hizo la tituló: The Summing Up (El resumen). Pero, ¿por qué resumir su vida a los 64 años? Somerset explicó:

—Una mirada casual a la columna de obituarios del periódico sugiere que los 60 la salud comienza a complicarse.

Claro, eso es cierto, pero la realidad es que este escritor vivió otros 27 años, ya que murió a los 91 años.


Ahora, independientemente de nuestra edad —si somos jóvenes o viejos—, siempre es bueno repasar lo que han sido nuestras vidas de vez en cuando. Por ejemplo, desde un punto de vista netamente humano, podemos meditar dónde hemos estado en nuestra peregrinación aquí en la tierra, si hemos alcanzado nuestras metas, o si nos hemos convertido en las personas que queríamos ser. No obstante, mucho más importante que lo anterior es preguntarnos si nos estamos convirtiendo en los hombres y mujeres que Dios desea que seamos. Para ello no solo necesitamos obediencia, sino también de la sabiduría que nos da Dios, tal como decía el salmista:


Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmos 90:12)


Por eso es que debemos pedirle a Dios, diciendo: «Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud» (Salmos 143:10). La pregunta es: ¿Estamos sacando el máximo provecho de las oportunidades que tenemos por delante? Me refiero a las oportunidades de vivir vidas santas, de servir a los demás y de glorificar a Dios tanto de palabra como de hecho. Sería bueno que saquemos el mayor provecho al tiempo que nos da Dios, porque nuestros días son limitados (Salmos 90:10).


No perdamos el tiempo lamentándonos por lo pasado, porque no podemos cambiar la manera en como hemos empleado el tiempo que pasó, pero el presente, lo podemos ocupar asidos de la gracia de Dios, en oración y determinados a hacer la voluntad de Dios por sobre todas las cosas. Así que, hermanos, ¡saquemos el máximo provecho de nuestro presente!


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